miércoles, 3 de junio de 2009

CALAMBRES NOCTURNOS



Los tratamientos naturales contra las causas de los calambres nocturnos en las piernas, pueden ser muy efectivos, para aliviar ese molesto dolor que te despierta por las noches. Los remedios caseros que estimulan la circulación, ayudan a prevenir los calambres, cuando son causados por un mal flujo de sangre. Sin embargo, existen además, otras causas y una serie de recomendaciones que conviene tener en cuenta para evitar los calambres en las piernas.


Los remedios naturales para los calambres en las piernas incluyen una serie de tips, consejos y recomendaciones nutricionales y fisioterapéuticas, que debes tener en cuenta a largo plazo, para prevenir y evitar que los molestos calambres nocturnos, te despierten por las noches y te impidan descansar.

En muchos casos, los calambres en las piernas son causados por una mala circulación, aunque en ocasiones pueden deberse a otras causas como fatiga muscular, deshidratación, déficit de magnesio, calcio o potasio y otros trastornos metabólicos, siendo además, frecuentes durante el embarazo.

Una forma de eliminar el dolor es mediante el estiramiento lento del músculo. También puedes presionar la zona dolorosa durante algunos segundos, ceder la presión y volver a presionar hasta que desaparezca o dar un masaje. Si es habitual que padezcas calambres nocturnos en las piernas, puedes prevenirlos tomando un vaso de agua tónica antes de acostarte. El agua tónica contiene quinina, un alcaloide que se extrae de la corteza del árbol de la quina, que ha demostrado ser muy efectiva, contra los calambres musculares.

Además, trata de ingerir mucha agua, ya que la deshidratación es una de las posibles causas de los calambres, en especial cuando sometes tu cuerpo a un entrenamiento intenso. Sin embargo, recuerda que debes mantener siempre el equilibrio de los electrolitos necesarios, para el trabajo muscular y que puedes obtenerlos a través de una dieta balanceada, sin necesidad de recurrir a suplementos farmacológicos.

Para ello consume alimentos ricos en magnesio como los cereales integrales, las nueces y los frijoles, con alto contenido en potasio como los plátanos, las naranjas y los melones y asegúrate de incorporar en tu dieta, los lácteos necesarios para el aporte de calcio, que tu cuerpo necesita.